Artículo del Embajador de Rusia en España Yuri Korchagin "Las Lecciones de la guerra", publicado en el periodico digital "El Independiente" el 17 de septiembre de 2019
Las lecciones de la guerra
En el año 2019 se cumplen dos importantes aniversarios históricos. Son 105 años del inicio de la Primera Guerra Mundial y el 80º aniversario del inicio de la Segunda. Evidentemente estas dos fechas tienen mucho en común.
En la Primera Guerra Mundial estaban involucrados 38 países independientes (de 59 existentes en aquel momento), cerca de 70 millones de personas movilizadas. Se cobró las vidas de alrededor de 9,5 millones de seres humanos, gran parte de los cuales pertenecían a la población civil. Centenares de ciudades fueron arruinadas, economías de países enteros destrozadas y un buen número de problemas internacionales abiertos.
El Ejército ruso sufrió 2,6 millones de bajas, entre muertos, mutilados y desaparecidos en acción, haciendo honor a su deber de aliado. Sus ofensivas en Prusia y Galitzia permitieron a los aliados mantener el frente, salvar París, y obligaron al enemigo a enviar parte importante de sus fuerzas al Este, donde combatían con coraje los regimientos rusos. "Si no hubiera sido por el coraje de los soldados rusos, Francia habría sido borrada del mapa de Europa", dijo en su tiempo el mariscal Ferdinand Foch, comandante en jefe de los ejércitos aliados.
Ya en este conflicto militar se manifestó el odio a la humanidad. Las pérdidas humanas, incluyendo la población civil, parecían una advertencia muy seria.
El 28 de junio del a.c. se cumplió 100 años desde la firma del Tratado de Versalles entre Alemania y los aliados que lograron la victoria en aquella guerra. Por un lado, este documento puso el punto final a la Primera Guerra Mundial, que había marcado el inicio del siglo XX. Por el otro, de hecho, creó un caldo de cultivo donde se desarrollaron las premisas de la Segunda Guerra Mundial.
No sólo era cuestión de las condiciones draconianas impuestas a Alemania, cuya superación sirvió de base para la política y la propaganda nazi. El propio documento fue desequilibrado e incompleto. Guiándose por los intereses momentáneos y limitados, los «padres» de Versalles mostraron una sorprendente falta de visión al excluir a Rusia del grupo de actores principales del orden mundial de posguerra, olvidando su papel, sus pérdidas y su contribución a la victoria común de la Entente. Aprovechándose de las contradicciones internas en nuestro país, prefirieron olvidarse de ella. Fue rentable a corto plazo, pero miope. Resultó ser una bomba de acción retardada.
Explotó el 1 de septiembre de 1939 al empezar la Segunda Guerra Mundial. La humanidad cayó en la misma trampa en sólo 20 años después de la Primera Guerra Mundial. ¿Cómo ocurrió? Es evidente que ni el Tratado de Versalles, ni la política internacional de aislamiento, ni las sanciones internacionales no lograron parar Alemania y sus aliados. Por el contrario estos pasos llevaron la humanidad al infierno de la nueva guerra, la estadística de la cual hiela la sangre.
Recientemente se habla mucho del Tratado de no agresión entre Alemania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, firmado el 23 de agosto de 1939. Quisiéramos recordar a los lectores, que varios Estados europeos contrataron acuerdos similares con el régimen nazi antes de que lo hiciera la URSS: Pacto de no agresión entre Polonia y Alemania del 26 de enero de 1934, Declaraciones de no agresión entre Gran Bretaña y Alemania, Francia y Alemania del 30 de septiembre de 1938 y del 6 de diciembre de 1938, Tratados de no agresión entre Estonia y Alemania, Letonia y Alemania del 7 de junio de 1939. ¿Dejaron estos pasos de gobiernos europeos amplio margen de maniobra a los dirigentes de la URSS?
Aunque hasta ahora no hay número final, se considera que la Segunda Guerra Mundial se llevó las vidas de 55 millones de personas (algunos historiadores insisten en 70 millones). Casi la mitad era entre la población civil. 110 millones de soldados movilizados, 61 Estados involucrados con más de 1,7 mil millones de población (el 80% de toda la población mundial). Las acciones militares se llevaron a cabo en los territorios de 40 países. Estadística horrible. No deberíamos olvidar a 11 millones de ciudadanos europeos torturados en los campos de concentración nazis.
Nosotros, los rusos, sabemos muy bien la historia de la Segunda Guerra Mundial. Porque de los 55 millones muertos en la guerra 26,6 eran ciudadanos de la URSS. Cada familia sin excepción tiene familiares que de tal u otra manera sufrieron durante el periodo de 1939-1945. Por esta misma razón la historia de esta guerra está viva al comunicarse de boca en boca, de generación en generación.
Nos acusan de la reacción demasiado brusca frente a los intentos de “reconsiderar” o “actualizar” los hechos de la Guerra, llenarlos con nuevos “sentidos” más modernos. Pero de ninguna manera podemos entender, como se puede manipular la memoria que tenemos. Cómo podemos reaccionar cuando en los países liberados por las tropas soviéticas hay los que quieren llamarlos ocupantes? l veredicto final de quienes fueron víctimas y quienes sus verdugos lo ha hecho El Tribunal de Nurenberg cuyas decisiones ya forman parte del derecho internacional. ¿Saben cuántos soldados rusos perdieron sus vidas combatiendo por Europa? El mismo número que perdieron Gran Bretaña y EEUU juntos en el transcurso de toda la guerra – más de 1 millón de soldados, 600.212 de los cuáles cayeron liberando Polonia, 139.918 – combatiendo por Checoslovaquia, 140.004 – por Hungría, 101.961 – Alemania, 68.993 – Rumanía, 26.006 – Austria, 7.995 – Yugoslavia, 3.436 – Noruega y 977 – Bulgaria.
En ambas contiendas España mantuvo el estatuto del país neutral. Sin embargo ambas guerras mostraron la conexión subyacente entre nuestros países. Durante la Primera Guerra Mundial las representaciones diplomáticas españolas, de conformidad con el acuerdo entre nuestros países sobre la defensa de los intereses rusos ante los gobiernos enemigos, mediaron sobre los prisioneros de guerra, la transferencia de los fondos económicos rusos a sus súbditos desprevenidos por el conflicto militar en el territorio de Alemania y Austria-Hungría.
Además los diplomáticos españoles transmitían las demandas de liberación de nuestros compatriotas a las autoridades de dichos países y ayudaron a establecer la comunicación entre los detenidos y sus familiares en Rusia.
Con mucho que está escrito sobre la participación de la División Azul en frente del Este cabe recordar un hecho de otra índole: en el complejo memorial “Parque de la Victoria” en pleno corazón de Moscú está instalado un monumento en forma de capilla dedicado a los voluntarios españoles que combatían hombro con hombro con soldados soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial – el único monumento a los soldados extranjeros en este campo memorial.
No debemos olvidar las lecciones de la historia, tampoco debemos matizarlas para satisfacer las necesidades políticas cortoplacistas. La historia no perdona las frivolidades de tal tipo. Siempre exige pagar la cuenta. Está a nuestro alcance impedir que se repitan los errores del pasado. Obviamente el futuro de la Europa y el mundo está en la cooperación y la armonía, en la combinación de los intereses nacionales, regionales y globales, y no en los intentos de garantizar su propia seguridad por fuerza, en perjuicio de otras partes. Una seguridad estable es una seguridad igual para todos e indivisible. Este principio es la piedra angular del Concepto de la Política Exterior de Rusia, que prioriza la instauración de un orden mundial justo y democrático, basado en los esfuerzos colectivos a la hora de solucionar problemas internacionales y en la primacía del Derecho Internacional. Y para no repetir los errores del pasado.
Los interesados en visualizar los documentos digitalizados del archivo de la época de la guerra pueden encontrarlos en la página web de la Embajada (https://spain.mid.ru/documentos-de-archivo). Asimismo se prepara la exposición dedicada a ambas guerras donde presentaremos materiales de archivo muy interesantes para todos que desean tener punto de vista objetivo de la historia mundial.
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