Kaliningrado: un trozo de Rusia aislado en Europa

 

Un trocito adicional de Rusia enclavado entre Lituania y Polonia, en el mar Báltico, Kaliningrado fue conocida como Königsberg tras ser fundada por los reyes teutónicos, en el siglo XIII, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Se cambió el nombre, repobló con rusos y pasó a formar parte de la Unión Soviética. Hoy en día, al igual que en siglos pasados, es famosa por sus productos de ámbar, pues todavía se extienden junto a sus costas los mayores yacimientos aprovechables de esta piedra preciosa que existen en el mundo.

Kaliningrado es un destino especial debido a su ubicación e historia, que difieren de las del resto de Rusia. Los servicios de Kaliningrado también son una mezcla especial de influencia rusa y occidental.

 

 

La capital homónima conserva aún algunos vestigios de su pasado. Sus callejuelas y la catedral luterana han sido restauradas y son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La catedral ortodoxa del Cristo Salvador o el Parque Kalinin también son lugares interesantes.

La Catedral de Königsberg fue mencionada en documentos históricos en 1333 y construida probablemente unos pocos años antes de esa fecha. El estilo edilicio es gótico, y la construcción continuó hasta mediados del siglo XVI; de hecho, podría considerarse que no ha sido finalizada: la torre del lado oeste nunca fue concluida.

En la torre principal se halla la famosa biblioteca Wallenrodt, donada por Martin von Wallenrodt en 1650. La iglesia contiene murales de los siglos XIV y XV y monumentos de estilo renacentista. Por ejemplo, una estatua de Alberto, Duque de Prusia, hecha por Cornelio Floris de Vriendt en 1570.

 

 

La catedral fue seriamente dañada durante los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial. La antigua catedral luterana y su entorno han sido rehabilitados y son Patrimonio Mundial de la UNESCO. Es un vestigio orgulloso de la antigua Königsberg, y prácticamente la única zona donde se conserva su arquitectura original, junto a restos de la antigua muralla como la imponente Puerta del Rey.

La nueva catedral de Cristo Salvador es ortodoxa, construida en el típico estilo ruso-bizantino. Fue terminada en 2006 y sus cúpulas doradas, a 70 metros de altura, son visibles desde buena parte de la ciudad. Otros puntos de interés son algunos museos como el del océano (que incluye un submarino) o el del ámbar (con más de 6000 piezas). También se puede pasear por el parque Kalinin, un gran bosque en medio de la ciudad, perfecto para perderse.

El pasado de Kaliningrado se está transformando en un negocio, en el que se ofrece servicios tanto para el interés local como para los cientos de alemanes nostálgicos que visitan la ciudad cada año. El museo que está situado cerca de las Puertas de Friedland, ofrece un tour virtual por el Königsberg alemán, mientras que en un búnker al lado de la universidad se puede visitar la sala en la que los nazis entregaron la ciudad en 1945. Un pequeño museo dentro de la catedral restaurada de la ciudad honra la memoria de Immanuel Kant, filósofo alemán enterrado cerca de aquí.

Del conjunto del Óblast destaca la belleza paisajística de su litoral, con 100 km de dunas y naturaleza virgen. Se trata de la parte no lituana de la Laguna de Curlandia, consecuencia del istmo de Curlandia. Todo un atractivo turístico al otro lado de la frontera con Lituania que, gracias al aislamiento de Kaliningrado, en tierras rusas está sin explotar.

El Istmo de Curlandia constituye la piedra preciosa de toda visita. Esta extensión de arena en el mar Báltico, que pertenece a la Unesco y que se encuentra a tan solo una hora de la ciudad, recuerda más el calor del Sáhara que el frío del noroeste de Europa. En una parte de esta península se extienden kilómetros y kilómetros de enormes dunas de arena, mientras que en la otra parte las infinitas playas resultan ser un destino popular entre los turistas procedentes de la ciudad.

En el istmo se han plantado grandes cantidades de árboles para favorecer al medioambiente. Actualmente alberga también el ‘Bosque Danzante‘, un terreno misterioso de bosque en el que los árboles crecen enroscados e incluso algunos de ellos están perforados. De hecho, ningún científico ha podido explicar este fenómeno.